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Espejito, espejito, dime qué filtro me queda más bonito

  • CRÓNICA
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Una realidad sombría que ha Paula le causó en su momento daños emocionales. El creer que podría llegar a ser otra persona por medio de filtros le hizo crear estereotipos de la verdadera belleza.

Paula, una joven de apenas diecinueve años, cada mañana se levanta a las 9:00 am y lo primero que hace es revisar si su teléfono tiene alguna notificación de redes sociales en busca de reacciones y comentarios de la foto que subió la noche anterior. A partir de las 3:00 pm empieza a arreglarse, para que su imagen sea perfecta. Cuando llegan las 4:00 pm comienza a tomarse las fotos, pero qué curioso que todas sus fotos tienen un primer plano. Y esto se convirtió en rutina, por un determinado tiempo. Al momento de seleccionar las fotos para después postearlas se da cuenta que tiene demasiadas, pero solo debe elegir una. La foto en la que luzca mejor.

Paula desde una edad temprana empezó a lidiar con dificultades debido a su peso. Cuando era una niña esta situación no parecía tan agravante, puesto que en su inocencia ella no sabía que existían los complejos sociales.

De Todo y Nada | Fotos tomadas de Instagram y la vida real


Pero a medida que fue creciendo, su peso se convirtió en un obstáculo, volviéndose un problema, tanto en el aspecto físico como en la parte emocional emocional. Y es ahí, que empieza su adicción a los filtros como una forma de mejora la apariencia de sus fotos y de esta manera encajar en los estándares impuestos en redes sociales y plataformas de consumo masivo. En su perfil es muy difícil encontrar una fotografía de Paula sin filtros y mucho menos una en la muestre su cuerpo. Las pocas fotografías que se toma siendo ella misma, no son de su agrado, las archiva en su celular.


“Me enamore de una foto y me hubiese gustado ser así” dice Paula. En Instagram tiene pocas fotos reales, al igual que en sus otras redes sociales. Pero en las que ella sale, es irreconocible debido a los cambios que se generan mediante estas aplicaciones.

“Llegué a un momento de mi vida, en que no me gustaba mi cuerpo”, fueron las palabras de Paula al estar frente a un espejo. Al mirar a diario sus fotos se da cuenta que quien siempre está en ellas es una persona totalmente diferente. Sufrió la discriminación de muchas personas que creyeron que ella era en persona tal y como se ve en redes sociales. Estuvo a punto de cohibirse el estar fuera de su hogar, por el simple hecho de hacerles creer a los demás, que es alguien que no existe.

“Una vez tuve una cita. Iba a ver por primera vez a un chico que había conocido por redes y resulta que al verme se sorprendió, pensó que era más delgada, como me veo en las fotos y me lo dijo. Me sentí mal”
PAULA.

Persona no la reconoció sin tener los filtros.

Es complicado crecer y desarrollarse en una sociedad donde los estereotipos son muy radicales en la vida cotidiana, donde si no cumples las normas de una mayoría iletrada, te juzgan. Y si no eres la típica chica perfecta en redes sociales simplemente te hacen a un lado. Hay momentos en los que Paula se encuentra en un mal estado emocional, pero eso no impide que se tome una foto y es ahí que empieza a crear una realidad diferente a la que verdaderamente es y hace creer a los demás que está bien, cuando en la vida real está destrozada.

¿Por qué mostrar algo que no somos, acaso eso nos hace bien, reconforta una imagen alejada de la realidad en las redes sociales?"

Melany Erazo
  • Redactora

A medida que pasó el tiempo se fue dando cuenta que lo que hacía de alguna forma le afectaba, y decidió, moderar la cantidad de fotos que se tomaba al día. Fue entonces que decidió aceptarse a sí misma, y empezó poco a poco salir de aquello que la mantenía encerrada mentalmente. Actualmente ella tiene más amigos y personas que la aceptan, entes que la hacen sentir importante y eso le ayuda de forma lenta a recuperar de ese trauma, que ya tenía muchos años.



Como Paula muchas y muchos jóvenes tienen este tipo de complejos que, si no se los controla, puede desencadenar una serie de trastornos emocionales, es más evidente cuando no saben controlar sus impulsos y pueden caer en cualquier tendencia impuesta por alguien.

La vida expuesta en redes sociales raramente es verdadera, nadie quiere mostrarse como es realmente, su estilo de vida o lo que si se encuentra en su entorno. Hay que diferenciar lo real de lo virtual aunque debido los pasos agigantados que se están dando las plataformas digitales próximamente, en un futuro no muy lejano la virtualidad será la nueva realidad.

Estimados lectores gracias por llegar hasta aquí, por dedicar su valioso tiempo para leer y compatir estas sentidas palabras que reflejan la esencia o filososfía de nuestra revista.

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ültimos comentarios

Interesante tema.Felicitaciones.

Típico en Instagram y Facebook.

No simpre mostramos la realidad.

Importante tema para reflexión.

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